Descubre los misterios y secretos que envuelven a las Líneas de Nazca y, si quieres vivir una experiencia única, disfruta la vista desde los aires.
Las Líneas y geoglifos de Nazca están ubicadas a 25,28 kilómetros al noroeste de la ciudad de Nazca, específicamente en los valles de Palpa y Nazca. Estos antiguos geoglifos son uno de los mayores enigmas de la arqueología que se encuentran en las pampas de San José y en algunas colinas del valle del río Grande, a 20 minutos del poblado de Nazca.
Estos diseños atribuidos a la cultura Nasca abarcan una superficie de 450 kilómetros cuadrados, y es posible que fueran creados entre los años 500 a.C. y 500 d.C., destacando por sus figuras geométricas, zoomorfas y fitomorfas como el colibrí, el perro, el mono, el cóndor y la araña. Gracias a su inmenso valor histórico y arqueológico, en 1994 fueron nombradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Aún es un misterio para los científicos la razón o significado de las gigantescas figuras y líneas, aunque algunas teorías señalan que pudieron tener fines utilitarios y rituales. El primer investigador que las estudió fue el arqueólogo peruano Julio César Tello, que en 1929 describió este enigma como “un gran libro astronómico”. Ese mismo año, el estadounidense Paul Kosok las interpretó como parte de un culto desaparecido. Sin embargo, tras 50 años de estudio María Reiche Neumann, arqueóloga alemana y principal investigadora de las Líneas de Nazca, llegó a la conclusión de que se trató de un gigantesco calendario astronómico agrícola, cuya función era la de pronosticar los mejores momentos para la agricultura.